Por Caterina Radzichewski
El reloj marca las tres de la tarde en Argentina y Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma, da inicio al encuentro virtual que reúne a periodistas y representantes editoriales de toda Latinoamérica con la recientemente laureada Magalí Etchebarne y una de los jurados del Premio Ribera del Duero, la reconocida escritora Mariana Enriquez. Por la mañana se realizó la premiación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, retrasmitida también online para los medios del resto del mundo. Con su obra La vida por delante, la autora oriunda de Buenos Aires se une al selecto grupo de ganadores de este premio, del que ya forman parte los autores argentinos Samanta Schweblin y Marcelo Luján.
Elegir un texto ganador fue una tarea de enorme dificultad. En ello coincidieron tanto el jurado compuesto por Enriquez, Brenda Navarro y Carlos Castán como la editorial Páginas de Espuma que participa de la entrega de este premio desde su creación en 2008. Algunos factores que influyeron en este desafío fueron el récord de participación (se enviaron 1.114 manuscritos de 38 países) y la enorme calidad de las obras finalistas. Al respecto, Etchebarne mencionó que consideraba como una posibilidad muy remota coronarse ganadora, una aguja en un pajar. "El hecho de llegar a las cinco finalistas junto a autoras que conozco y admiro profundamente - afirmó - era en sí mismo un premio". No se privó de añadir una confesión al respecto de su galardón recién estrenado:
"desde el día que me llamaron para decirme que gané no duermo"
Los temas principales abordados en los cuatro cuentos que conforman La vida por delante son el amor, la muerte, la enfermedad y el trabajo. Enriquez destacó que "son temas cotidianos, no existe una bajada de línea. Hay un uso descarnado del lenguaje y de las emociones sin necesidad de 'tripas afuera' como en mis cuentos". La reconocida jurado que acaba de lanzar su nuevo libro Un lugar soleado para gente sombría reflexionó acerca de los lectores y aseguró que a Hebe Uhart le hubiese encantado La vida por delante porque
"son cuentos sumamente completos y demuestran que es una suerte de injusticia que las formas breves de la literatura sean puestas en un segundo lugar. No hace falta algo más largo en este caso"
Respecto al título de la obra, Etchebarne comenta que originalmente era distinto y nombrarlo La vida por delante fue una sugerencia de los jurados. La frase suele emplearse como consuelo cuando alguien se lamenta por una oportunidad perdida. Nos adelanta al respecto la autora que un personaje se la dice a otro en un momento muy crucial de uno de los cuentos. "Es una expresión un poco mentirosa" asegura y añade: "Es algo que mamá me decía mucho y a mí me molestaba porque nunca sabés si tenes la vida por delante. Si sos como yo, muy pesimista, no significa nada tener la vida por delante. A veces uno es lo que es y ya".
Cuando se le preguntó acerca del aspecto autobiográfico en la obra, Etchebarne aseguró que ninguno de los personajes tiene un referente en la realidad, aunque existe inspiración de sucesos que ha vivido o le han relatado, imágenes y conversaciones ancladas en el recuerdo. Brinda además un ejemplo al respecto:
"Estos personajes no son reales. El relato inicial está escrito en primera persona y es sobre una madre pero no es mi madre. Tiene detalles de la mía pero dice cosas que mi madre no hubiese dicho nunca. Ojalá me hubiera dicho algunas de esas cosas mi madre"
Al preguntarle por su poemario Cómo cocinar un lobo publicado por el sello editorial Tenemos las máquinas, confesó que la poesia fue un intento en su vida, una suerte de balbuceo, una forma que encontró de plasmar lo que sentía luego de perder a sus dos padres. Etchebarne no se piensa a sí misma como poeta y asegura sentirse más cómoda en la prosa donde halla más posibilidades de armar un mundo y poner personajes a conversar. Algunas de sus influencias y lecturas habituales son Liliana Heker, Silvina Ocampo y la estadounidense A. M. Homes a quien recomienda leer porque "maneja algo del orden de la crueldad, la sordidez y el humor".
Así y todo, los relatos que componen La vida por delante sin dudas suscitarán conversaciones allí donde sean leídos. La autora aseguró que durante todo el proceso de escritura de los mismos se preguntó a sí misma si aquellos textos eran cuentos o no. ¿Serán acaso reflexiones narradas, esbozos de anécdotas ficticias, prosas vinculadas con lo más íntimo de sus procesos personales? Lo descubriremos a partir del 1 de junio cuando desembarque en librerías argentinas de la mano de la editorial Páginas de Espuma y Distribuidora Waldhuter.